Pincho de tortilla en Cervecería El Portillo (2ª parte) (No-hay-huevos)

 

Segunda cata en Cervecería Portillo

Segunda cata en Cervecería Portillo

Como ya sabrás, soy el Catatortillas y estoy aquí por la justicia, por los pinchos, y por el cachondeo. Pues bien, por mi amor a los pinchos de tortilla es por lo que voy probando en diferentes bares, elegidos bastante al azar. Y de manera bastante azarosa acabé un día en la Cervecería Portillo (Glorieta de Embajadores, 5, Madrid)  probando este pincho.

Con la de sitios que hay para descubrir y probar no parece lo más lógico que repita sitio, ¿verdad? Verdad. Pero he dicho que también lo hago por la justicia, y en vista de que el local fue remodelado por fuera, y de que la gerencia no estaba de acuerdo con mi cata, en justicia debía probar por mi mismo si había cambiado algo aparte del color de las paredes.

Así que la primera cata la hice por los pinchos. La segunda la hago por la justicia. Y os aseguro que no voy a comer un tercer pincho en este sitio por el cachondeo. Acepto sugerencias de como aprovechar los 4 € que me costó el pincho con caña de una manera más sana y divertida.

En fin, vamos a por el pincho en cuestión: el pincho es malo. Y lo podría dejar aquí, porque es que ¡ya había estado en ese bar! ¡¡Ya te lo había contado!! Pero bueno, ya que me pongo me meteré un poco más en detalle, aunque teniendo en cuenta que el pincho estaba malo de manera diferente a la última vez, creo que se trata de la típica “tortilla ruleta rusa”. Un asunto peliagudo. Te explico.

Una de las cosas más complicadas a la hora de hacer una tortilla, y ni siquiera hace falta que sea una buena tortilla, es que salga siempre igual. Eso da confianza, y si es una tortilla excelente siempre puedes contar con ese lugar para ir y experimentar el placer de comer un buen pincho. Y si te gustan las tortillas malas, porque te gustan, oye, yo que se… pues tienes tu lugar de confianza para comerte un pincho que es una castaña. Ahí, incólume. Siempre igual de bueno o de malo.

Pero con la “tortilla ruleta rusa” te la juegas. Por ejemplo, si la última vez el pincho de Cafetería Portillo llevaba incorporado el efecto “croqueta congelada”, esta vez me sorprendió con una aspereza de entre 1200 y 1400 granos, especial para el afilado profesional. Ojo porque uno de los bocados tuvo buena textura en un momento dado, pero el siguiente ya era más seco y apelmazado. Todo un reto describir la textura. Algo así como hacer malabares con una piedra pómez, una esponja y un flan. Un reto para los sentidos. Un desafío para la comprensión humana.

Hay una cosa reseñable, y es una cosa que tampoco se debería encontrar en un pincho de tortilla nunca, nunca, nunca, es lo que vas a ver a continuación.

¡Pintitas! ¡¡Qué ricas las pintitas!!

Ya sabes lo que son esas pintitas. Sí, es aceite sucio. Aceite viejo. Y el vino viejo igual sabe mejor, pero el aceite viejo no. El aceite viejo sabe mal.

Y precisamente con respecto, al sabor acabo rápido igual que la otra vez: sal. Aquí si mantienen la impronta.

En esta ocasión ya digo que acompañé el pincho de tortilla con una caña, con la que me pusieron una tapa bastante maja, fíjate. Pincho y caña fueron 4€, que para un pincho bueno lo pago con gusto, pero este no lo vale ni de lejos. Es un pincho malo.

 

¿Mi valoración?

El sitio ha quedado muy bonito, pero parece que ni los albañiles ni los decoradores han podido hacer nada por embellecer este pincho. Lo digo por segunda vez: No-hay-huevos.

Pincho de tortilla vegana en el bar Viva Chapata (4´5 garbanzos)

Pincho de tortilla vegana en Viva chapata

David Copperfield hizo desaparecer la Estatua de la libertad. Superman se ponía gafas y siendo el mismo tío nadie le conocía y le llamaba Clark Kent. Este pincho de tortilla vegana no sabe lo que es una gallina, pero si no te lo dicen seguro que escribes a este blog pidiendo para él los cinco huevos.

El pincho de tortilla de hoy lo vas a encontrar en el bar Viva Chapata, y estoy segurísimo de dos cosas: te va a gustar, y te va a sorprender.

Lo primero que llama la atención del pincho es que es enorme. Cuando le des una vuelta y lo curiosees un poco verás que no tiene el típico color de la tortilla de patata. Es algo más grisáceo, y puede que de entrada no te parezca muy sexy. Para solucionar esto solo tienes que darle la primera pinchada. Ay majo… ahí sí que sí.

Acompañado de una salsa de tomate muy rica, este pincho de tortilla tiene una textura contundente, densa, que hace que este aperitivo se convierta en una comida o cena completa en sí mismo. El sabor es de tortilla de patatas que está rica, no le des más vueltas. Parafraseando a uno de los gurús de la tortilla, cuando una tortilla de patata vegana no está deliciosa la culpa no es de la harina de garbanzo, sino de quien prepara la tortilla. Yo mismo he preparado una de estas y era un desastre, así que le doy la razón a Senén y mi aplauso a Viva chapata.

Una cosa importante: este pincho no es solo para veganos. Es fácil caer en la idea de que la comida vegana es exclusiva para los veganos porque quien lleva este tipo de alimentación sigue esa dieta exclusivamente. Pero el Viva chapata, sin ser un bar restaurante vegano, ofrece muchas opciones de este tipo que merece la pena probar, seas carnívoro, herbívoro u omnívoro. Eso sí, empieza por la tortilla. Está deliciosa.

El bar está en pleno Lavapiés, con buen ambiente, bastantes opciones interesantes para comer o cenar (las chapatas por supuesto son su especialidad), y con calidad y sabor. Solo el pincho de tortilla vale entre 4 € y 4’40 €, pero está bueno y da perfectamente para compartir entre dos de lo grande que es. Sin duda tienes que probarlo.

¿Mi valoración?

Por el tamaño del pincho, el sabor, lo que te llena, lo sano que es, y lo difícil que es hacer una buena tortilla de este tipo, se lleva cuatro garbanzos y medio sin pensarlo dos veces.

Pincho de tortilla en Cafetería Sangara (4´5 huevos)

Cafeteria Sangara

Pincho de tortilla en Cafetería Sangara

Jean-Claude Van Damme haciendo su apertura de piernas entre dos camiones mientras suena Enya de fondo, Tom Cruise comiendo chicle en “TOP GUN”, Vin Diesel o cualquier cachas del estilo andando a cámara lenta mientras todo explota a sus espaldas… no se, cosas que hasta ahora pensaba que eran molona. Bueno, pues al lado de este pincho de tortilla son chorradas. Vas a flipar.

El pincho de tortilla de hoy lo vas a encontrar, si es que lo encuentras, en la Cafetería Sangara, en la calle Alonso Cano 37 de MadridAquí, vamos. El asunto con este pincho, que está muy bueno, ahora te lo cuento, es que solo lo hacen los miércoles y los viernes, y si llegas más tarde de las once de la mañana lo mismo ya no hay. Y te has quedao sin pincho. Y ya está. Vuelve otro día.

El sitio es bonito, el trato es agradable, el pincho es grande está riquísimo, y de precio no está mal. Así que si lo quieres tienes que madrugar, ponerte una alarma en el calendario, sobornar a gente y timar a viejas. ¡Si eso no es el marketing gastronómico más badass que has visto en tu vida tú me dirás! Ni Vin Diesel ni Vin Diesal. Esta gente sí que es molona.

El pincho en cuestión está muy bueno, y varias personas hemos coincidido en que sabe a “tortilla de abuela”. Está claro que ahora mismo varios millones de personas están diciendo lo mismo en varios millones de bares, pero en este caso es verdad, y la cantidad de pinchos de tortilla que he comido hasta ahora me autorizan para decirlo convencido. Como ves la textura es suave pero no cremosa. Se basa sobre todo en la patata bien cocida y la proporción justa entre huevo y patata. De punto está perfecta, y al ser algo más fina que lo que suelen ser las tortillas en los bares se saborea que es un gusto.

El sitio es muy agradable, con ambiente familiar. Es pequeñito, pero como solo doce personas o menos a la semana pueden comerse este pincho pues para qué más…

¿Mi valoración?

Por tener un pincho rico, sabroso, bonito y majete se lleva cuatro huevos. Pero por convertir un pincho de tortilla en un artículo exclusivo los dueños le dan ese medio huevo extra que lo llevan a la cima (sí, creo que lo de los cinco huevos no va a pasar nuca).

Guía rápida de Madrid

ARGANZUELA

El rincón del Titi.

Calle del Hierro, 4E, 28045 Madrid (metros Lergazpi y Arganzuela -Planetario).

2´5 € con café. Bien para desayunar.

Buen sabor pero pequeño y seco.

2´5 huevos. Para un apuro.

 

 

Restaurante El valle.

Calle de Sebastián Herrera, 6, 28012 Madrid (metros Embajadores y Palos de la frontera).

3 € el pincho.

Bien para ser un mazacote, pero lo mejor que se puede decir del pincho es que es grande.

2´5 huevos. Para un apuro.

 

Bar hermanos Guio.

Calle Ferrocarril, 21, 28045 Madrid (metros Embajadores y Delicias).

? € (recuerdo que normal para Madrid).

Es de los que se come arrastrando el tenedor, no se deja pinchar. Muy rico y con un puntito dulce.

3´5 huevos. Adelante con ella.

 

 

 

 

 

Cafetería Lastra.

Paseo de las Delicias, 132, 28045 Madrid (metros Legazpi y Delicias).

3´30 € con café.

De los pocos sitios que verás en Madrid con dos tortillas hechas un domingo a las ocho de la mañana. Pincho grande, rico, esponjoso. Un poco grasiento, eso sí.

3´5 huevos. Adelante con ella.

 

 

 

 

Cafetería El Quijote.

Paseo de las Delicias, 56, 28045 Madrid (metro Delicias).

4´40 € con café.

Un atraco en cualquier caso. Un súper atraco teniendo en cuenta que es un pincho mediocre y seco.

1´5 huevos. Sigue andando y no mires atrás.

 

 

 

 

 

Pincho de tortilla Bar El infinito

Bar El infinito.

Paseo de las Delicias, 57, 28045 Madrid (metro o cercanías Delicias).

3 € con café.

Un clásico de Catatortillas. Una delicia cocinada por un chino amable.

4´5 huevos. ¡Tienes que probarla!

 

 

Cervecería El flaco.

Paseo de las Delicias, 52, 28045 Madrid (metro Delicias).

2´80 € el pincho.

¿Mercadona? ¿Dia? ¿Carrefour? De dónde será…

2 huevos. Si fuera el último pincho en la tierra…

 

 

AVENIDA DE AMÉRICA – PRÍNCIPE DE VERGARA

Cafetería Llanes.

Calle Francisco Silvela, 90, 28002 Madrid (metro Avenida de América).

3 € con café (si no eran 3´50 €. Merece la pena igualmente)

Una delicia que no falla, y con buen tamaño.

4 huevos. Te va a gustar.

 

 

BARRIO SALAMANCA

¡Qué… tapas!

Calle del General Díaz Porlier, 8, 28001 Madrid. Dentro del Mercado de Torrijos (metro Goya).

2´30 € el pincho.

Seco, gomoso, poroso y horroroso. Además, si eres vegetariano ten cuidado porque este pincho por lo menos llevaba un trocito de jamón sorpresa. Sorpresa mala.

¡No hay huevos!

 

CHUECA

Cafetería Rocafría.

C/ Barquillo, 20, 28004 Madrid (metros Chueca y Banco de España)

9 € la tortilla completa.

Textura para todos los públicos. Está muy buena.

3´5 huevos. Adelante con ella.

 

 

 

GUINDALERA

Churrería Los Santiaguiños.

Calle Ardemans, 12, 28028 Madrid (metro Diego de León).

3´80 € con café.

Buen tamaño, buen sabor, y textura cremosa.

3 huevos. Está bien.

 

MONTECARMELO

Dehesa de la solana.

Av. del Monasterio de El Escorial, 56, 28049 Madrid (metro Montecarmelo).

4´10 € con café. ¡¡Bum!!

Raquítico, seco, soso, viejo, con sabor a patata cruda. Además es carísimo y son antipáticos.

¡No hay huevos!

Pincho de tortilla en Bar Galaxia (4 huevos)

Pincho de tortilla en Bar Galaxia

Bar Galaxia

Hoy te traigo un pincho de tortilla en el que puedes confiar. En pleno barrio Salamanca de Madrid, en la calle General Pardiñas 70 para más señas, encontrarás el Bar Galaxia. Dentro del bar te encontrarás con un señor que habla bajito y muy tranquilo. Él te pondrá este pincho de tortilla que estás muy muy bueno.

Algo que tengo comprobado desde hace tiempo es que, contrariamente a lo que puedes pensar cuando caes en el barrio Salamanca, es posible tomarte un café, una caña, o un pincho de tortilla por el mismo precio que en cualquier otro barrio. Lo único que hay que hacer es buscar los sitios adecuados y después memorizarlos, no sea que un día te despistes y te aticen como me pasó a mi a pocos metros de este mismo bar. En este caso el pincho son 3’10 €, pero ya sabes que esto me lo han cobrado en el barrio de la Concepción, por ejemplo, y lo pagué bien a gusto. Aquí los pago igual de tranquilo porque la tortilla está supreme.

Me he decidido por fin a hacer esta cata porque otras veces que he ido a tomar algo con amigos nos han puesto un pinchito pequeño de tapa, y a la tercera vez me di cuenta de una cosa que en catatortillas es muy importante: la tortilla siempre estaba igual. De punto, de textura y de sabor. Hoy he pedido el pincho entero y no ha cambiado nada, así que como decía, es una tortilla en la que puedes confiar.

En la foto ya puedes ver que el pincho crea el efecto “bombón relleno”, que me acabo de inventar. Este efecto consiste en que el exterior está algo más cuajado, y el interior es más meloso, contentando a la gran mayoría de locos de la tortilla. El sabor es muy suave, y aunque para mi gusto le falta un poquitín de sal, no peca ni de sosa ni de salada.

El bar es el típico bar al que quieres ir cuando te sientes nostálgico, con un cartel muy loco que recuerda a una historieta de Mortadelo y Filemón (esto lo digo como cosa positiva), y gente jugando al mus de fondo. El camarero te atiende amablemente, los baños están limpios, y cuando te pides algo de beber te ponen una buena tapa. En fin, apunta este sitio para cuando estés por el barrio porque te va a venir bien.

¿Mi valoración?

Por ser un bar de barrio a diez metros de la Plaza del Marqués de Salamanca, el buen trato, su cartel loco a lo Mortadelo, y por supuesto su deliciosa tortilla, el bar Galaxia se lleva 4 huevos de corral.

Pincho de tortilla en Cervecería El Portillo (1ª parte) (No-hay-huevos)

Cervecería Portillo

Cervecería El Portillo

ATENCIÓN: esta cata se convierte en Historia tortillera. Desde la gerencia del local me avisan de que ha sido remodelado (ver comentarios), y así he visto que ha sido. Aquí puedes ver la cata en la segunda visita que le hice al nuevo local y a su ¿nuevo pincho?

Este pincho de tortilla parece asqueroso ¿verdad? Eso es porque lo es. Es asqueroso. Es un pincho de tortilla tan tan malo que hoy ni siquiera voy a hablar de los aseos del bar. No, este pincho merece toda mi atención. Toda mi literatura. Toda mi ira.

Para situarte, evitarás este pincho de tortilla (por decirlo de alguna manera) en la Cervecería El Portillo de la glorieta de Embajadores de Madrid. Aquí, para que la ubiques y dejes distancia de seguridad. Y esto es importante porque es un sitio en el que tarde o temprano acabas entrando, porque está estratégicamente situado. Milimétricamente pensado. Una trampa perfecta. Mortal.

En mi caso estaba haciendo tiempo en la salida del metro Embajadores, y en esa esquina la opción es comprarte unos frutos secos, hacerte unas gafas nuevas, o entrar en un bar a probar un pincho de tortilla. Mi tendencia natural me hizo elegir el pincho, y el resultado es que acabé comiendo, con gran esfuerzo, el peor pincho que he comido en mi vida. No, no; ¡lo peor que he comido en mi vida! Y el café tuvo delito también. Procedo con la cata pues.

Como ya he dicho en otras ocasiones, un bar que tiene varias tortillas preparadas normalmente tiene buena tortilla, ya que cuenta con venderlas pronto, porque están buenas. Bien, aquí había tres tortillas ya hechas, peeeeero estaban todas cubiertas con film transparente. Esto es definitivo. Quiere decir que hacen tortillas para tenerlas ya hechas y darle salida cuando sea. A esto se le añade que para conservar unas tortillas que no son del día, están en la cámara, por lo que te la tienen que calentar en el microondas. Esto de por si ya es un pecado mortal si hablamos de tortilla en serio, pero si además se crea el efecto croqueta congelada como me pasó a mi ya es inadmisible. Como habrás imaginado, el efecto croqueta congelada se da cuando muerdes una croqueta que por fuera está fritita y caliente, y nada más vencer esa barrera con el primer mordisco, tu boca se inunda de masa fría y asquerosa. Pues esto es lo que pasó con este pincho. Una de las sensaciones más desagradables que existen en el mundo gastronómico.

Lo de la textura todavía no se si es obra de un genio o de un villano. Era una especie de triángulo que evolucionaba de la dureza del turrón de alicante a la blandurrez de la mousse de limón. Que el borde esté duro como un leño, y a medida que llegas al centro te encuentres con una masa acuosa y descompuesta no debe de ser fácil de conseguir. Eso sí, seguro que es difícil de comer. De hecho, y no exagero, me costó acabar el pincho. Pero ya sabes, es mi deber.

Con respecto al sabor acabo rápido: sal.

Mención especial al café. Pedí uno con leche de soja, y tras ponerme el café en el típico vaso de caña, la leche me la echaron de otro vaso de caña que apareció de no sé donde. Si me lo hubieran puesto en una jarrita no obstante, a estas alturas me hubiera sorprendido más que si la camarera se hubiera sacado la leche del bolsillo.

El resultado es que pagué 3’85 € por un pincho que no se comería ni Rambo, y un café hecho con restos de leche de… yo que sé.

 

¿Mi valoración?

Hay pinchos que te alegran el día, lo he dicho muchas veces por suerte. Hay otros que por desgracia te lo estropean, y este hasta el día de hoy es el que más lo ha hecho. No hay vergüenza. No hay derecho. ¡No hay huevos!

Pincho de tortilla en Cafetería Navelgas (3’5 huevos)

Cafetería Navelgas

Cafetería Navelgas

El pincho de tortilla que te traigo hoy es uno de esos pinchos salvavidas. Un pincho oasis. Y es que igual que en los polígonos, las estaciones de tren son lugares muy hostiles donde solo un buen pincho te cambia el día. Este lo tienes que buscar fuera de la estación de Chamartín de Madrid, en la Cafetería Navelgas.

Si no conoces este oasis, esto es lo que seguramente te haya pasado más de una vez en la estación de Chamartín: vas a hacer un viajecillo y llegas con tiempo de sobra. Antes de nada decides ir a los servicios para no tener que ir después con el chacachá del tren, así que inocentemente te metes de lleno en unos retretes que dan bastante asco. Agarras la maleta con los dientes porque si la dejas en el suelo se puede deshacer en pocos segundos. Desenfundas entre miradas golosas y tratas de mear mientras con las manos haces la cueva alrededor de tu pichuca como si estuvieras sacando dinero del cajero. Con la maleta en los dientes, la cara congestionada, y los Village people lanzando miraditas, decides que lo que necesitas para pasar el trauma es un pincho de tortilla.

Dejas atrás los retretes diabólicos y ya encaminado a la primera cafetería que pilles te preparas para librarte de un comercial de Pitibank. Cuando le vas a decir que no te interesa, te das cuenta de que con las prisas por salir del tigre del amor no te has quitado la maleta de los dientes, y que sigues con el nacle metido en su refugio manual. El comercial pasa por tu lado con la mirada perdida y algo roto para siempre en su interior. Tú te recompones. Llegas a la cafetería y pides un pincho que es una mierda, un café que te da cagalera, y pagas siete euros por todo. Pierdes el tren. Mueres.

Pues como te decía, estoy seguro de que más de una vez te ha pasado algo así, porque si no vas a la Cafetería Navelgas no hay más opción que la muerte por pincho horrible y absurdamente caro. Simplemente estás en un desierto de alternativas. La única que hay está a la salida de la estación, atravesando el mar de taxis, señalada por un cartel blanco y verde muy feo.

Este pincho de tortilla tiene buen tamaño, buen sabor (con un puntito salado bastante rico), buena textura, y buen precio. Por 3’50€ te dan café y pincho, que para la zona no está mal. No sales oliendo a frito, tienen grifito, y aunque los baños tampoco son una maravilla, en estos puedes usar una mano para sujetar la maleta.

¿Mi valoración?

Por la estratégica ubicación que tiene la cafetería, por lo razonable del precio dada la zona en la que se encuentra, y porque la tortilla está bastante buena, el único pincho que jamás comeré en la estación de tren Madrid-Chamartín se lleva 3’5 huevos muy bien puestos.

Pincho de tortilla en Cafetería Tejaoliva (4’5 huevos)

Cafetería Tejaoliva

Pincho de tortilla en Cafetería Tejaoliva

El pincho de tortilla que te traigo hoy apareció en un una mañana de madrugón, de atasco, de lluvia, de frío y de cagarse en todo. ¿Te suena? Por suerte este pincho vino a rescatarme como un Mitch Buchannon, y a partir de ahí todo fue felicidad.

Este pincho estaba escondido en un polígono de San Fernando de Henares, concretamente en la cafetería de la fábrica de mahonesas y envasados de aceite Tejaoliva. Imagínate lo de penalty que llegué al sitio este. Pues bien, en un entorno hostil como es un polígono frío, lluvioso, oscuro, poligonero… encontré un oasis en el que la tortilla cura las penas. El sitio era cálido, en la tele echaban españoles por el mundo, el servicio olía a flores silvestres, y la tortilla… la tortilla era un amor de tortilla.

Me emociona que un pincho de tortilla nacido en una nave industrial se cuele directamente entre los mejores pinchos de Catatortillas, porque demuestra que el nuestro es un plato que pone a cada cocinero en su sitio. Solo importan los cuatro ingredientes y quien lo cocine. Y no se quien cocina aquí pero lo hace con mucho mimo.

Lo primero que destaca de la tortilla es el sabor. Es un sabor suave y rico que trasciende a el que te guste la tortilla más o menos hecha, que esté fría o caliente, o cualquier otra preferencia. El punto de sal perfecto. La textura, como puedes ver en la foto, es cremosa pero no líquida. ¡La mejor textura que existe! Dorada por fuera, buen tamaño… ¡Un pincho de lujo!

El precio del pincho con un café es de 3’20 €, tienen grifito, y cuando sales la ropa no huele a nada. Dato que voy a empezar a introducir porque me parece importante para la vida.

¿Mi valoración?

Este pincho de polígono, de nave industrial, de sitio escondido, se lleva los cuatro huevos y medio sin ningún atisbo de duda. Por sabor, por cremosidad, por salvarme la mañana, y porque tienen un retrete digno de un autoclave: ¡pinchazo!

Pincho de tortilla en Bar Lucía (4’5 huevos)

Pincho de tortilla en Bar Lucía

Pincho de tortilla en Bar Lucía

¿Fumas? ¿No? Yo tampoco. Pero después del pincho de tortilla que te traigo hoy casi me fumo un filter mirando al techo…

Este pincho es de Bar Lucía, en el Barrio de la Concepción de Madrid. ¡Y está cojonudo! Fui porque un lector del blog, y me hace feliz saber que al menos tiene uno, me escribió para decirme que por las mañanas se metía en callejones oscuros para desayunarse un pincho de tortilla que era tête de la course. Desde que recibí el mail no he hecho más que buscar el hueco para escaparme a probarlo a ver si era para tanto, y la verdad es que Ángel: me has hecho padre. En sentido figurado.

Antes de nada diré como curiosidad que la cocinera que hace esta tortilla es rumana, y digo como curiosidad porque en el top ya tenemos una cocinera rumana y un cocinero chino. La tortilla española demuestra una vez que no conoce fronteras, y que se somete a quien la trata con cariño. ¡Qué sabiduría!

Nada más llegar a este pequeño bar ves una cosa que te dice inequívocamente que ahí saben lo que se hacen, y me refiero a que haya más de una tortilla hecha. En este caso eran tres tortillas como tres soles, y según el camarero se hacen ocho al día mínimo, y de ahí hasta dieciséis. El tamaño es directamente un cuarto de tortilla, y en este caso que sea grande es un punto a favor porque no quieres que se acabe nunca. Está hecha, pero tan cremosa que se deshace en la boca, el punto de sal es perfecto, y deja el planto sin pizca de grasa. Un pincho elegante de verdad.

El bar tenía ambiente, el camarero llamaba a todos por su nombre, y le vi poner unas tapas bastante sensuales. El pincho son 3 €, pero los vale.

¿Mi valoración?

Pronto revelaré algo acerca de los innombrables cinco huevos, pero mientras tanto ya sabes que cuatro y medio es el máximo. Y por sabor, tamaño, color, textura, y por el rato que me hizo pasar haciendo ruiditos con los ojos cerrados entre desconocidos se los lleva de calle.

Pincho de tortilla en Cafetería Línea 123 (1 huevo)

Cafetería Línea 123

Cafetería Línea 123

El pincho de tortilla de hoy también es de Villaverde, Madrid. No es que ese barrio me de especialmente hambre, pero así va surgiendo la cosa. Esta vez fue en la Cafetería Línea 123. Me pilló en una hora tonta en la que me lo comí más por aburrimiento que por hambre. Comerse un buen pincho siempre es algo divertido que hacer, y quería divertirme. Pero la experiencia fue aburrida. Muy aburrida.

He de decir que todo lo que rodeaba al pincho incitaba a la fiesta y el cachondeo, como el menú del día de ocho euros, o la oferta de veinticuatro tercios y cuatro raciones por cuarenta y siete euros. ¡Esas ofertas salvajes (tengo que salir más) me hicieron pensar que iba a ser una mañana radical! Pero me equivoqué.

Nada más ver el pincho, bien grande, en el plato pensé en las palabras que Dozer le dice a Neo: “Es una proteína unicelular a base de productos sintéticos, vitaminas y minerales. Lo que el cuerpo necesita”. ¡Exacto! ¡Este pincho sabrá a lo que tú quieras que sepa, tú mandas! ¡Porque no sabe absolutamente a nada! Es puro alimento, cero sabor. Y a no ser que seas un tripulante de la Nebuchadnezzarun cosmonauta soviético, o un tío muy raro al que le gusta comerse las colchonetas, este pincho no es para ti.

El punto de sal no existía, lo que me ha hecho pensar en que en algún punto intermedio entre este pincho y el de Cervecería Renato tiene que haber un pincho con el punto justo esperándome. La textura era gomosa, se hacía algo de bola en la boca, y… no se, no parecía tortilla de patata. Además era un pincho cachas y grandullón que murió matando. Me cobraron 3´25 € con el café, los camareros eran majetes, y de verdad que el bar tiene buen ambiente. Pero la tortilla mató un gatito a cada bocado que le di.

¿Mi valoración?

Este pincho de tortilla se lleva un único huevo, porque pasarse de sal es un pecado, pero que no sepa a nada es un pecado que te desconcierta. Te hace pensar que has perdido el sentido del gusto, y te acojona por unos breves instantes. Y eso está muy feo.

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