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Pincho de tortilla en Cervecería El Portillo (2ª parte) (No-hay-huevos)

 

Segunda cata en Cervecería Portillo

Segunda cata en Cervecería Portillo

Como ya sabrás, soy el Catatortillas y estoy aquí por la justicia, por los pinchos, y por el cachondeo. Pues bien, por mi amor a los pinchos de tortilla es por lo que voy probando en diferentes bares, elegidos bastante al azar. Y de manera bastante azarosa acabé un día en la Cervecería Portillo (Glorieta de Embajadores, 5, Madrid)  probando este pincho.

Con la de sitios que hay para descubrir y probar no parece lo más lógico que repita sitio, ¿verdad? Verdad. Pero he dicho que también lo hago por la justicia, y en vista de que el local fue remodelado por fuera, y de que la gerencia no estaba de acuerdo con mi cata, en justicia debía probar por mi mismo si había cambiado algo aparte del color de las paredes.

Así que la primera cata la hice por los pinchos. La segunda la hago por la justicia. Y os aseguro que no voy a comer un tercer pincho en este sitio por el cachondeo. Acepto sugerencias de como aprovechar los 4 € que me costó el pincho con caña de una manera más sana y divertida.

En fin, vamos a por el pincho en cuestión: el pincho es malo. Y lo podría dejar aquí, porque es que ¡ya había estado en ese bar! ¡¡Ya te lo había contado!! Pero bueno, ya que me pongo me meteré un poco más en detalle, aunque teniendo en cuenta que el pincho estaba malo de manera diferente a la última vez, creo que se trata de la típica “tortilla ruleta rusa”. Un asunto peliagudo. Te explico.

Una de las cosas más complicadas a la hora de hacer una tortilla, y ni siquiera hace falta que sea una buena tortilla, es que salga siempre igual. Eso da confianza, y si es una tortilla excelente siempre puedes contar con ese lugar para ir y experimentar el placer de comer un buen pincho. Y si te gustan las tortillas malas, porque te gustan, oye, yo que se… pues tienes tu lugar de confianza para comerte un pincho que es una castaña. Ahí, incólume. Siempre igual de bueno o de malo.

Pero con la “tortilla ruleta rusa” te la juegas. Por ejemplo, si la última vez el pincho de Cafetería Portillo llevaba incorporado el efecto “croqueta congelada”, esta vez me sorprendió con una aspereza de entre 1200 y 1400 granos, especial para el afilado profesional. Ojo porque uno de los bocados tuvo buena textura en un momento dado, pero el siguiente ya era más seco y apelmazado. Todo un reto describir la textura. Algo así como hacer malabares con una piedra pómez, una esponja y un flan. Un reto para los sentidos. Un desafío para la comprensión humana.

Hay una cosa reseñable, y es una cosa que tampoco se debería encontrar en un pincho de tortilla nunca, nunca, nunca, es lo que vas a ver a continuación.

¡Pintitas! ¡¡Qué ricas las pintitas!!

Ya sabes lo que son esas pintitas. Sí, es aceite sucio. Aceite viejo. Y el vino viejo igual sabe mejor, pero el aceite viejo no. El aceite viejo sabe mal.

Y precisamente con respecto, al sabor acabo rápido igual que la otra vez: sal. Aquí si mantienen la impronta.

En esta ocasión ya digo que acompañé el pincho de tortilla con una caña, con la que me pusieron una tapa bastante maja, fíjate. Pincho y caña fueron 4€, que para un pincho bueno lo pago con gusto, pero este no lo vale ni de lejos. Es un pincho malo.

 

¿Mi valoración?

El sitio ha quedado muy bonito, pero parece que ni los albañiles ni los decoradores han podido hacer nada por embellecer este pincho. Lo digo por segunda vez: No-hay-huevos.

Pincho de tortilla en Cafetería Sangara (4´5 huevos)

Cafeteria Sangara

Pincho de tortilla en Cafetería Sangara

Jean-Claude Van Damme haciendo su apertura de piernas entre dos camiones mientras suena Enya de fondo, Tom Cruise comiendo chicle en “TOP GUN”, Vin Diesel o cualquier cachas del estilo andando a cámara lenta mientras todo explota a sus espaldas… no se, cosas que hasta ahora pensaba que eran molona. Bueno, pues al lado de este pincho de tortilla son chorradas. Vas a flipar.

El pincho de tortilla de hoy lo vas a encontrar, si es que lo encuentras, en la Cafetería Sangara, en la calle Alonso Cano 37 de MadridAquí, vamos. El asunto con este pincho, que está muy bueno, ahora te lo cuento, es que solo lo hacen los miércoles y los viernes, y si llegas más tarde de las once de la mañana lo mismo ya no hay. Y te has quedao sin pincho. Y ya está. Vuelve otro día.

El sitio es bonito, el trato es agradable, el pincho es grande está riquísimo, y de precio no está mal. Así que si lo quieres tienes que madrugar, ponerte una alarma en el calendario, sobornar a gente y timar a viejas. ¡Si eso no es el marketing gastronómico más badass que has visto en tu vida tú me dirás! Ni Vin Diesel ni Vin Diesal. Esta gente sí que es molona.

El pincho en cuestión está muy bueno, y varias personas hemos coincidido en que sabe a “tortilla de abuela”. Está claro que ahora mismo varios millones de personas están diciendo lo mismo en varios millones de bares, pero en este caso es verdad, y la cantidad de pinchos de tortilla que he comido hasta ahora me autorizan para decirlo convencido. Como ves la textura es suave pero no cremosa. Se basa sobre todo en la patata bien cocida y la proporción justa entre huevo y patata. De punto está perfecta, y al ser algo más fina que lo que suelen ser las tortillas en los bares se saborea que es un gusto.

El sitio es muy agradable, con ambiente familiar. Es pequeñito, pero como solo doce personas o menos a la semana pueden comerse este pincho pues para qué más…

¿Mi valoración?

Por tener un pincho rico, sabroso, bonito y majete se lleva cuatro huevos. Pero por convertir un pincho de tortilla en un artículo exclusivo los dueños le dan ese medio huevo extra que lo llevan a la cima (sí, creo que lo de los cinco huevos no va a pasar nuca).

Pincho de tortilla en Bar Galaxia (4 huevos)

Pincho de tortilla en Bar Galaxia

Bar Galaxia

Hoy te traigo un pincho de tortilla en el que puedes confiar. En pleno barrio Salamanca de Madrid, en la calle General Pardiñas 70 para más señas, encontrarás el Bar Galaxia. Dentro del bar te encontrarás con un señor que habla bajito y muy tranquilo. Él te pondrá este pincho de tortilla que estás muy muy bueno.

Algo que tengo comprobado desde hace tiempo es que, contrariamente a lo que puedes pensar cuando caes en el barrio Salamanca, es posible tomarte un café, una caña, o un pincho de tortilla por el mismo precio que en cualquier otro barrio. Lo único que hay que hacer es buscar los sitios adecuados y después memorizarlos, no sea que un día te despistes y te aticen como me pasó a mi a pocos metros de este mismo bar. En este caso el pincho son 3’10 €, pero ya sabes que esto me lo han cobrado en el barrio de la Concepción, por ejemplo, y lo pagué bien a gusto. Aquí los pago igual de tranquilo porque la tortilla está supreme.

Me he decidido por fin a hacer esta cata porque otras veces que he ido a tomar algo con amigos nos han puesto un pinchito pequeño de tapa, y a la tercera vez me di cuenta de una cosa que en catatortillas es muy importante: la tortilla siempre estaba igual. De punto, de textura y de sabor. Hoy he pedido el pincho entero y no ha cambiado nada, así que como decía, es una tortilla en la que puedes confiar.

En la foto ya puedes ver que el pincho crea el efecto “bombón relleno”, que me acabo de inventar. Este efecto consiste en que el exterior está algo más cuajado, y el interior es más meloso, contentando a la gran mayoría de locos de la tortilla. El sabor es muy suave, y aunque para mi gusto le falta un poquitín de sal, no peca ni de sosa ni de salada.

El bar es el típico bar al que quieres ir cuando te sientes nostálgico, con un cartel muy loco que recuerda a una historieta de Mortadelo y Filemón (esto lo digo como cosa positiva), y gente jugando al mus de fondo. El camarero te atiende amablemente, los baños están limpios, y cuando te pides algo de beber te ponen una buena tapa. En fin, apunta este sitio para cuando estés por el barrio porque te va a venir bien.

¿Mi valoración?

Por ser un bar de barrio a diez metros de la Plaza del Marqués de Salamanca, el buen trato, su cartel loco a lo Mortadelo, y por supuesto su deliciosa tortilla, el bar Galaxia se lleva 4 huevos de corral.

Pincho de tortilla en Cervecería El Portillo (1ª parte) (No-hay-huevos)

Cervecería Portillo

Cervecería El Portillo

ATENCIÓN: esta cata se convierte en Historia tortillera. Desde la gerencia del local me avisan de que ha sido remodelado (ver comentarios), y así he visto que ha sido. Aquí puedes ver la cata en la segunda visita que le hice al nuevo local y a su ¿nuevo pincho?

Este pincho de tortilla parece asqueroso ¿verdad? Eso es porque lo es. Es asqueroso. Es un pincho de tortilla tan tan malo que hoy ni siquiera voy a hablar de los aseos del bar. No, este pincho merece toda mi atención. Toda mi literatura. Toda mi ira.

Para situarte, evitarás este pincho de tortilla (por decirlo de alguna manera) en la Cervecería El Portillo de la glorieta de Embajadores de Madrid. Aquí, para que la ubiques y dejes distancia de seguridad. Y esto es importante porque es un sitio en el que tarde o temprano acabas entrando, porque está estratégicamente situado. Milimétricamente pensado. Una trampa perfecta. Mortal.

En mi caso estaba haciendo tiempo en la salida del metro Embajadores, y en esa esquina la opción es comprarte unos frutos secos, hacerte unas gafas nuevas, o entrar en un bar a probar un pincho de tortilla. Mi tendencia natural me hizo elegir el pincho, y el resultado es que acabé comiendo, con gran esfuerzo, el peor pincho que he comido en mi vida. No, no; ¡lo peor que he comido en mi vida! Y el café tuvo delito también. Procedo con la cata pues.

Como ya he dicho en otras ocasiones, un bar que tiene varias tortillas preparadas normalmente tiene buena tortilla, ya que cuenta con venderlas pronto, porque están buenas. Bien, aquí había tres tortillas ya hechas, peeeeero estaban todas cubiertas con film transparente. Esto es definitivo. Quiere decir que hacen tortillas para tenerlas ya hechas y darle salida cuando sea. A esto se le añade que para conservar unas tortillas que no son del día, están en la cámara, por lo que te la tienen que calentar en el microondas. Esto de por si ya es un pecado mortal si hablamos de tortilla en serio, pero si además se crea el efecto croqueta congelada como me pasó a mi ya es inadmisible. Como habrás imaginado, el efecto croqueta congelada se da cuando muerdes una croqueta que por fuera está fritita y caliente, y nada más vencer esa barrera con el primer mordisco, tu boca se inunda de masa fría y asquerosa. Pues esto es lo que pasó con este pincho. Una de las sensaciones más desagradables que existen en el mundo gastronómico.

Lo de la textura todavía no se si es obra de un genio o de un villano. Era una especie de triángulo que evolucionaba de la dureza del turrón de alicante a la blandurrez de la mousse de limón. Que el borde esté duro como un leño, y a medida que llegas al centro te encuentres con una masa acuosa y descompuesta no debe de ser fácil de conseguir. Eso sí, seguro que es difícil de comer. De hecho, y no exagero, me costó acabar el pincho. Pero ya sabes, es mi deber.

Con respecto al sabor acabo rápido: sal.

Mención especial al café. Pedí uno con leche de soja, y tras ponerme el café en el típico vaso de caña, la leche me la echaron de otro vaso de caña que apareció de no sé donde. Si me lo hubieran puesto en una jarrita no obstante, a estas alturas me hubiera sorprendido más que si la camarera se hubiera sacado la leche del bolsillo.

El resultado es que pagué 3’85 € por un pincho que no se comería ni Rambo, y un café hecho con restos de leche de… yo que sé.

 

¿Mi valoración?

Hay pinchos que te alegran el día, lo he dicho muchas veces por suerte. Hay otros que por desgracia te lo estropean, y este hasta el día de hoy es el que más lo ha hecho. No hay vergüenza. No hay derecho. ¡No hay huevos!

Pincho de tortilla en Cafetería Línea 123 (1 huevo)

Cafetería Línea 123

Cafetería Línea 123

El pincho de tortilla de hoy también es de Villaverde, Madrid. No es que ese barrio me de especialmente hambre, pero así va surgiendo la cosa. Esta vez fue en la Cafetería Línea 123. Me pilló en una hora tonta en la que me lo comí más por aburrimiento que por hambre. Comerse un buen pincho siempre es algo divertido que hacer, y quería divertirme. Pero la experiencia fue aburrida. Muy aburrida.

He de decir que todo lo que rodeaba al pincho incitaba a la fiesta y el cachondeo, como el menú del día de ocho euros, o la oferta de veinticuatro tercios y cuatro raciones por cuarenta y siete euros. ¡Esas ofertas salvajes (tengo que salir más) me hicieron pensar que iba a ser una mañana radical! Pero me equivoqué.

Nada más ver el pincho, bien grande, en el plato pensé en las palabras que Dozer le dice a Neo: “Es una proteína unicelular a base de productos sintéticos, vitaminas y minerales. Lo que el cuerpo necesita”. ¡Exacto! ¡Este pincho sabrá a lo que tú quieras que sepa, tú mandas! ¡Porque no sabe absolutamente a nada! Es puro alimento, cero sabor. Y a no ser que seas un tripulante de la Nebuchadnezzarun cosmonauta soviético, o un tío muy raro al que le gusta comerse las colchonetas, este pincho no es para ti.

El punto de sal no existía, lo que me ha hecho pensar en que en algún punto intermedio entre este pincho y el de Cervecería Renato tiene que haber un pincho con el punto justo esperándome. La textura era gomosa, se hacía algo de bola en la boca, y… no se, no parecía tortilla de patata. Además era un pincho cachas y grandullón que murió matando. Me cobraron 3´25 € con el café, los camareros eran majetes, y de verdad que el bar tiene buen ambiente. Pero la tortilla mató un gatito a cada bocado que le di.

¿Mi valoración?

Este pincho de tortilla se lleva un único huevo, porque pasarse de sal es un pecado, pero que no sepa a nada es un pecado que te desconcierta. Te hace pensar que has perdido el sentido del gusto, y te acojona por unos breves instantes. Y eso está muy feo.

Pincho de tortilla en Cervecería Renato (1’5 huevos)

Cervecería Renato

Cervecería Renato

Lo mio con el pincho de tortilla de Cervecería Renato, fue de aquí te pillo y aquí te mato. Y casi me mata de verdad además. Estaba en Villaverde, en Madrid, por un tema de trabajo y caí ahí como podía haber caído en otra parte. Pero no. Fue ahí.

Los antiguos chinos de la nobleza se suicidaban comiendo sal. Era su rollo. Hoy en día esa tradición se ha cambiado por la de dar una pinchada a esta tortilla, capaz de secarte completamente por dentro y dejarte repujao por fuera. Lo que quiero decir es que este pincho de tortilla estaba muy salado, imagino que lo habías pillado, y eso es pecado mortal. Además estamos ante un caso de tortilla trampa, más o menos, porque cuando la ves en el plato es grande, rotunda y bonita. Pero en cuanto le metes el tenedor, o lo intentas porque está durilla, ves como se desmenuza con una sequedad que te hace respirar hondo y empezar a pedir agua en serio. Menos mal que había grifito.

He de decir que pese a que el pincho era muy huevinoso y seco, es un matahambre que funciona y el sabor que se intuye debajo de mucha mucha sal no es malo del todo. Es grande, y poco más. El punto de sal era terrible repito, pero tampoco se si fue cosa de ese día o es su modus operandi. Y te toca a ti decírmelo porque no voy a volver allí. Por lo menos a comer tortilla.

En definitiva es un pincho de tortilla que no es bueno, pero que tampoco me cabreó como me ha pasado otras veces. Él quería ser un buen pincho pero no pudo. El precio de 2 € es caro para lo que era el pincho, pero esto es Madrid y el tamaño era importante, así que por ahí no hay problema. El camarero era majete.

¿Mi valoración?

Esta tortilla de patata se lleva un huevo y medio, y no menos, porque pese a que no es realmente buena, el hecho de que sea grande, rotunda y bonita me dice que quien la hizo le puso algo de cariño. Y un kilo de sal.

¡Catatortillas en la tele!

¡Catatortillas en la tele!

¡Catatortillas en la tele!

La tortilla de patata mola tantísimo que la tele ha llevado a tu humilde Catatortillas al programa de la 1 España Directo (45’45”). Puedes ver el reportaje en el que Sara Rancaño nos acompaña a mi y a otros locatis tortilletis por algunos de los locales tortilleros más majetes de Madrid. Ya sabes que yo soy de bares sencillos y de entrar a jugármela, pero en este caso fui a lo seguro con dos buenos pinchacos como son el de El Infinito y Cocina 34.

Catatortillas en España Directo

Catatortillas en España Directo

Me hubiera gustado enseñar más lugares y comer más tortillas, pero como ves no soy el único loco de este plato maravilloso y a cada uno nos gusta una cosa. ¡Tortilla sin fronteras! Por la paz, por la fraternidad, y porque está muy rica…

Pensarás: “¡pero qué poco sales y qué poco hablas!” Pero oveja que bala bocado que pierde hijo mío, eso ya lo sabes tú, y ese día me puse de tortilla fino fino… Además, si quieres saber dónde están los mejores pinchos de tortilla y como librarte de las trampas mortales ¡ya estás en el lugar indicado!

Soy el Catatortillas y estoy aquí por la justicia. Por los pinchos. Por el cachondeo.

Pincho de tortilla en Bar Cos (4’5 huevos)

Bar Cos Santander

Bar Cos Santander

Hoy te traigo un pincho de tortilla desde Santander, la Meca del pincho de tortilla. En concreto del Bar Cos, un nombre que en otras circunstancias nos haría creer que es una coña marinera, pero cuando ves el sitio por dentro y el mar desde la puerta todo tiene más sentido.

Ya sabes que cuando hablo de los pinchos de tortilla en Santander tiro a por la tortilla rellena, que es la especialidad de esa pequeña ciudad. En este caso la cata es de una especialidad dentro de otra, porque si allí las tortillas son una delicaté, el mundo raba tiene también lo suyo. Pero este pincho de tortilla no está relleno de rabas, sino de magano. Si has pensado “magano, magano me la agarra con la mano” te aplaudo y te entiendo, pero de todos modos te voy a dejar el enlace porque casi seguro no sabías lo que era. ¿A qué no? Pues eso.

¡Cuidado! Este pincho de tortilla puede hacer que te mudes a Santander dejando atrás familia, amigos, trabajo y pantalones de pitillo que nunca más podrás volverte a poner porque te los vas a querer comer todos. Partiendo de la base de que la tortilla está tremenda, el relleno de magano, ahora que ya sabes lo que es, te da la sensación de que te estás metiendo un chipirón encebollado en lo más hondo de tu ser. La textura es melosa y suave, con esos trocitos de patata que se mezclan con el magano y dan un sabor dulce y… jodo man, no puedo ni seguir. El tamaño está bien, y ten en cuenta que los pinchos rellenos normalmente son más contundentes que los de tortilla normal. Aun así querrás probar más de uno seguro.

A un paso del mar y con una decoración muy agradable, este sitio es una parada imprescindible si subes al norte para comer uno de sus pinchos. El precio de risa: 1´50 € por un pincho de tortilla que podrías poner en una camiseta y molar mucho.

¿Mi valoración?

Soy un cobarde pecador y no me atrevo a dar los cinco a ninguna tortilla de momento, así que los cuatro y medio están a punto de ser los nuevos cinco huevos. Por calidad, sabor, y por el sitio también, he de reconocer, se los lleva merecidamente.

Pincho de tortilla en Cocina 34 (4’5 huevos)

Cocina 34

Cocina 34

Si no llega a ser por una amigo no conozco el pincho de tortilla de Cocina 34, pero me llevó allí para tomar unos vermutes y sin él saberlo me hizo muy feliz ese día.

Es un bar/restaurante/casa de comidas que se esconde como un tesoro en el 34 de la calle Matín Vargas de Madrid. Y digo lo del tesoro porque las chicas que lo llevan cocinan que da gustito, y te ponen de tapas unas delicias que hacen que te olvides de tu madre, tu abuela y Ferrán Adriá cocinando en equipo. Un de las tapas fue un montadito de tortilla, y fue probarlo y echar a toda la gente del lugar para poder meditar sobre lo que estaba pasando en mi boca. Y pedirme un pincho entero, claro.

Este pincho de tortilla está simplemente delicioso. Ya está. El tamaño está bastante bien, y la clave para mi es que tiene el punto justo para que guste a cualquiera. Está jugoso pero sin llegar a estar deshecho, aunque sí deja una pizca de huevito en el plato para que puedas tirar de miga de pan y se te caiga una lagrimilla. La patata cortada en daditos cremosos y el sabor de la cebolla caramelizada, que es una especialidad, me hicieron volverme muy loco. Así que aprovechando que tienen comida para llevar… ¡me llevé una santa tortilla entera para mi casa! No me avergüenzo. Volvería a hacerlo.

El sitio es agradable, el precio muy razonable (2´75 € con café), las camareras son majas y te ponen tapazas. Qué más quieres.

¿Mi valoración?

Si no fuera porque estoy reservando los “cinco huevos” para el pincho de tortilla que me lleve al altar, este pincho de tortilla se los llevaba. No obstante le doy sus buenos cuatro huevos y medio bien merecidos. El sitio da buen rollo además.

Pincho de tortilla en Bianco Café (3’5 huevos)

Pincho de tortilla Bianco Café

Pincho de tortilla Bianco Café

El tipo de pincho de tortilla que amas o que odias. En Bianco Café hacen el pincho de tortilla meloso, suave, cremoso… y en definitiva poco hecho. A mi personalmente, cuando veo un pincho así, me dan ganas de vender el coche, dejar atrás trabajo y seres queridos, y consagrar mi vida a comerme este tipo de pinchos porque son muy muy sexys. Pero entiendo que no a todo el mundo le gusta comer su pincho con cuchara. Texturas aparte, está realmente bueno.

Este bar, restaurante, discoteque de la Calle Príncipe de Vergara de Madrid es un sitio agradable para desayunar, con música suave, una camarera muy amable que a la tercera vez que vas ya sabe lo que pides, y un precio totalmente razonable. El pincho con café cuesta 3€ y de tamaño no está mal, aunque es un poco más pequeño de lo normal. Si eres un hipster que pone filtros a sus fotos de tortillas mientras degustas una buena pipa con el mejor tabaco de Kentucky (ojo, no puedes fumar en el bar), este bar te va a gustar. Si no también. A mi me gusta.

¿Mi valoración?

Le pongo tres huevos y medio a este pincho de tortilla que me mira con amor. Su tamaño un poco reducido le deja a las puertas de los cuatro huevos, pero sin duda hay que probar el pincho Café Bianco si andas por la zona. Mira qué carita…

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