Pincho de tortilla en Bar Oronda (no hay huevos)
El madero donde aparcas el caballo, la barba de Clint Eastwood o este pincho de tortilla son sólo algunos lugares donde podrías encender una cerilla. Además de seco estaba más duro que el talón de un peregrino, y llevaba tanto tiempo en el plato que al camarero ya le trataba de tú. Por cierto que el camarero fue muy amable.
Fui a Majadahonda (Madrid) para uno de esos temas aburridos que no te apetecen un carajo. Era un día frío, con lluvia, con atasco. Un día de mierda. Para colmo me iban a hacer esperar un rato largo, así que decidí ir a tomar café y un pincho para hacer tiempo. Llegué al Bar Oronda por casualidad, y lo que podía haberme salvado la mañana me terminó de rematar.
He de decir que este no es un pincho trampa, ya que como se aprecia en el cruel primer plano que le hice al pincho se sabía a la primera que iba a darme un disgusto. Pero hay que estar a las duras y a las maduras, así que por la exagerada, injusta, desproporcionada y mecagüentodo cantidad de 3 € puedo decirte con conocimiento de causa: no-pidas-un-pincho-de-tortilla-en-este-sitio. Seguramente tengan otras cosas muy ricas, pero el pincho no lo pidas. No, tío. En serio, no.
Ah, el tamaño. Encima era grande el jodío…
¿Mi valoración?
Evidentemente no hay huevos para este pincho de tortilla. Ni de puntuación, ni huevos a comértelo. Me lo he comido yo que soy un profesional, pero tú no lo intentes en casa que se te hace bola.